viernes, 16 de enero de 2009

EDITORIAL: ¡Todo el trabajo a los Consejos!

No hay duda que la actual Dirección del P.C. está cumpliendo cabalmente sus objetivos. Ha reubicado al Partido Comunista de Chile como Partido bisagra a los intereses de una Concertación que, aparejada a su descomposición como coalición, enfrenta una crisis económica aún no manifiesta en su real dimensión, de imprevisibles consecuencias. Este posicionamiento político ha sido una operación ejecutada a la perfección y mirándola atentamente no está dentro de los patrones de incapacidad e ineficacia que la ha caracterizado habitualmente, lo que no nos deja margen para dudar de la existencia de la mano mora. Esta decisión es de larga data y viene asentada en una operación política de gran envergadura y de largo plazo que dice relación con la conversión del Partido Comunista de un Partido Revolucionario, vanguardia de los trabajadores, en un fachada sin contenido, destinado en lo esencial, a limar el ímpetu de cambios de las grandes mayorías explotadas. Es decir, un Partido Social Demócrata tal como convirtieron, al Partido Socialista de Chile, al PPD, y a otras fuerzas que alguna vez gravitaron en el quehacer político como agentes catalizadores de las transformaciones.

En este proceso han jugado un papel esencial los grandes agentes de las derrotas que ocupan posiciones claves en la actual Comisión Política y otros agentes que permanecen en las sombras pero que no son menos decisivos en la situación actual.

Si miramos en una línea de tiempo, este proceso se inicia en las profundidades tenebrosas de la dictadura con el desbancamiento forzoso de la Dirección que se definía como la ” voz del Partido” encabezada por Nicasio Farías y Cifré Cid, militantes de base, que lograron detener la sangría homicida de la dictadura y recomponer orgánicamente al Partido y pasar a la ofensiva en la lucha. Este golpe de poder entronizó a un equipo que encabezó Gladys Marín y cuyos resultados perceptibles hasta nuestros días pueden caracterizarse solo como una sucesión de episodios, prácticas y políticas, oscuras cuya síntesis final ha sido siempre el fracaso y la desintegración sistemática de nuestra organización. Esta falsa Dirección Comunista corrupta ha significado el deterioro absoluto de la estructura partidaria; el reemplazo de la Dirección colectiva por una maquinaria de poder que Congreso tras Congreso ha deteriorado irreversiblemente dos normas leninistas esenciales : el Centralismo Democrático y la Unidad de Acción.

Nosotros comunistas, dentro aún del Partido y los casi dos tercios de antiguos militantes que se encuentran alejados de las filas partidarias, tenemos la firme convicción de perseverar y no entregar el Partido de Recabarren y de la Clase Obrera Chilena , a las manos de esta mafia que ha liquidado prácticamente al Partido de la Clase. En todas partes se constituyen los "Consejos" comunistas dispuestos a la recuperación de la organización y hacer prevalecer la auténtica condición de comunistas, recuperar la ” voz del Partido” frente a la maquinaria seudo comunista. Nuestra práctica dentro y fuera de la organización está y estará destinada a preservar el carácter de clase de la estructura. Esto ya está ocurriendo en muchos lugares donde el trabajo del Partido es el trabajo de los Consejos.

La puesta a punto de la actual desviación de derecha, de nuestra organización, ha exigido la marginación de la mayoría de los militantes, a ellos llamamos a organizarse y perseverar en la lucha : ¡todo el trabajo a los Consejos!.

El ímpetu electoralista de la actual Dirección caracteriza las próximas elecciones desde la página Editorial de El Siglo ( 26/12/08) , como la ” coyuntura decisiva”, determinada no por la situación de clase, sino porque la derecha obtendría ” la suma del poder”, es decir se llama al Partido y a la izquierda a jugar un doble papel, por un lado de aglutinante de la votación de la izquierda y por otra ponerla, sin que se note demasiado, al servicio de una organización política, Gobierno incluido, que ha sido y seguirá siendo absolutamente funcional a los intereses del capitalismo nacional y transnacional. Se esgrime en estas mismas páginas, que un triunfo de la derecha iría a contramano de la tendencia al avance de los gobiernos democráticos y populares que se registran en la región, como si no fuera evidente que la política internacional del gobierno actual, implementada por el Canciller DC Foxley no estuviera permanentemente a contramano de los gobiernos progresistas de América Latina.

El tema aquí, como es evidente, no es si se para a la derecha, derecha de la Concertación incluida, sino ¿cómo se hace? Se hace negociando con la Concertación o se hace con el respaldo de las masas y los trabajadores. Se hace desde la impotencia política o se hace con el despliegue del pueblo movilizado. Esta es la verdadera coyuntura decisiva. Naturalmente, para esto hay que tener un Partido de Masas, acerado, movilizado, con unidad de acción, con verdadera ascendencia en las estructuras sociales. Y para esto no hay que hacer ” virajes” ni ” pasos tácticos”, ni la serie de etiquetas vacías de contenidos a que es tan aficionada la mafia corrupta que se ha apoderado de la Dirección del Partido.

En esta línea, el último Pleno del Comité Central ( constituido en la actualidad por mayoría de funcionarios) no se constituyó en una instancia de discusión seria de la estrategia política en un mundo conmovido por un proceso de derrumbe de gran parte de la estructura financiera del mundo, sino en ratificar a la ” convergencia” y hacer un llamado a las fuerzas del Juntos Podemos Mas para hacerse parte de ello. Colocan como señuelo la reposición del proyecto de reforma al binominal, como si ignoraran que la única manera de terminar con él, es con las masas movilizadas. La derecha UDI no va a transar en esto, sino en un escenario de movilización nacional y al revés de lo que piensa el Pleno, no debemos ” lograr que la reforma al binominal se convierta en una lucha de masas” , sino que debemos lograr que la lucha de masas se convierta en la reforma al binominal y otras reformas políticas, incluyendo la constitución pinochetista. En política el orden de los factores sí altera el producto. El llamado a
”ampliar la instalación de la candidatura presidencial de Guillermo Teiller” (burda copia de Artés), no pasa de ser un chiste. Un individuo insensible a la tremenda vergüenza de no ser elegido pese a todo el despliegue económico y de otro tipo, incluido el fraude, en un centro obrero como Lota, ahorra todo comentario sobre su importancia en la construcción del factor subjetivo. ¿De qué estarán hablando estos tipos?

Nosotros comunistas verdaderos de los Consejos, no estamos contra los acuerdos de unidad de las fuerzas de izquierda, ni de los acuerdos con sectores de la Concertación que deben desprenderse de la manipulación política, imperialista, a la que han estado adscritos todos estos años post-dictadura, e que incluso el Partido fue ”baypaseado” por dirección errática y falta de visión o derechamente manipulados por agentes imperiales insertos en la organización. Pero una cosa es con sectores de la Concertación y otra cosa es con esta máquina de poder pro-capitalista que nos gobierna. Los votos del Partido, no son votos que pueda seguir manipulando la actual Dirección. No forman parte de la política de la bisagra. Sabemos de compañeros que se estarían retirando de los registros para no permitir esta manipulación.

Nosotros los comunistas de los Consejos, no tenemos ninguna aceptación para el camino señalado en la cuenta del Pleno de que ” para avanzar el único camino es hacer un pacto con la Concertación”. Esta aseveración es la muestra más clara de la claudicación revolucionaria de la actual Dirección y la corrupción de la mafia funcionaria.

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