miércoles, 28 de abril de 2010

Lenin: 140 años de vida y vigencia

El 22 de abril de 1870 nace en Simbirsk, a orillas del Volga, Vladimir, el cuarto hijo de Ilia Ulianov y Maria Alexandrovna Blank. Temprano, la vida de Vladimir hubo de confrontarse dramáticamente con la autocracia zarista que entonces regía los destinos de Rusia. Su hermano Alexander, apresado y acusado de atentar contra la vida del Zar Alejandro III el 1 de marzo de 1887, fue ahorcado junto a otros jóvenes radicales anarquistas.
Excelente estudiante desde su más tierna infancia, Vladimir termina, el mismo año de la muerte de su hermano, sus estudios en el liceo de Simbirsk con medalla de oro. En junio ingresa a la facultad de Derecho de la Universidad de Kazán.
Obtiene su diploma de derecho en 1892, después de haber sufrido como estudiante la detención y la deportación y de haber entrado en contacto y participar activamente en círculos revolucionarios de orientación marxista.
Vladimir Ilitch Ulianov atraviesa la historia de nuestra civilización con el nombre de Lenin, apodo utilizado por él en la clandestinidad.
Lenin se convirtió en el adalid teórico, ideológico y político del pensamiento revolucionario de fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Profundo conocedor de las obras de Marx y de Engels, se actualizaba constantemente en la confrontación política y social de las clases oprimidas por el capitalismo contra la burguesía pujante de la época y en la confrontación ideológica con sus representantes.
Fue capaz de triunfar sobre las tendencias reformistas y oportunistas en las corrientes marxistas de su tiempo, poniendo en el centro la necesidad de luchar clara y abiertamente por la hegemonía y el poder político de los trabajadores, en particular de la clase obrera, en el combate contra la dominación capitalista.
A contrapelo de las predicciones ortodoxas de la teoría de Marx, fundó el primer estado socialista de trabajadores y campesinos en un país de desarrollo capitalista atrasado: La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Lenin dirigió durante 4 años al primer estado de Obreros y Campesinos en la historia de la Humanidad, que durante una cruenta Guerra Civil venció a la contrarrevolución armada y a la intervención militar de 14 potencias capitalistas que pretendían aplastar la Revolución y al naciente estado proletario.
No hubo prácticamente ámbito de la realidad de su contexto histórico que Lenin no abordara. La política, la filosofía, la lucha social e incluso la ciencia recibieron el aporte relevante de su genio y tenacidad, completamente al servicio de la causa de los trabajadores que entendía, la causa de toda la humanidad.
La desaparición de la URSS a finales del siglo XX, provocó la euforia de los imperialistas. Con el fin del estado fundado por Lenin, también debería desaparecer Lenin mismo y sobre todo su legado.
Las cruentas guerras con que las principales potencias capitalistas siguen desangrando al mundo, las desastrosas consecuencias ambientales de la depredación capitalista de la naturaleza, las sucesivas e interminables crisis económicas globales que azotan con la miseria, la explotación y el desempleo a los pueblos y que siempre terminan pagando los trabajadores, no hacen sino confirmar la perspectiva estratégica de Lenin de que la época imperialista significaba la apertura de un proceso histórico en el cual el capitalismo agudizaba sus contradicciones, mostraba sus tendencias reaccionarias a la guerra e imponía sufrimientos inauditos a las masas.
Hoy el legado de Lenin tiene una vigencia absoluta. No existe la posibilidad de un capitalismo “humanizado” y no es posible derrotar el poder del capital y la explotación en el marco de la conciliación de clases preconizada por las actuales corrientes “neoreformistas”. Solo una alianza lo más amplia posible de todas las clases y sectores oprimidos y hegemonizada por la clase trabajadora puede acabar con el poder de los capitalistas e iniciar un proceso de profundas transformaciones políticas económicas y sociales para la construcción de una sociedad nueva.
Es necesario entender y aplicar en la práctica lo central en el inmenso aporte de Lenin a la teoría revolucionaria: el carácter decisivo del factor subjetivo en la historia, mediante la supremacía de la lucha política sobre el economicismo y la lucha de clases por sobre la economía política.
Los intereses de la clase trabajadora son cardinalmente e irremediablemente opuestos a los intereses de la gran burguesía capitalista y eso es lo que determina el rol de liderazgo que esta clase debe asumir para conducir la lucha emancipadora de todos los sectores o capas sociales que sufren y soportan la dominación explotadora del capital.
Hoy, a 140 años de su nacimiento, Lenin vive. Su espíritu revolucionario y su visión acertada de la realidad campean donde quiera que se combate al capitalismo y al imperialismo, su engendro directo. Su legado late en cada combate que los trabajadores despliegan con la conciencia de su de fuerza y de su liderazgo y en la conciencia de su deber como clase conductora de todos los oprimidos de la sociedad.


Consejo Nacional de Comités Comunistas de Chile
Santiago, 22 de Abril de 2010

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